Incluso tus momentos más oscuros estaban llenos de mensajes de luz.
A veces sentimos que el dolor fue en vano, que la tristeza no tuvo sentido, que el vacío solo nos robó tiempo. Pero el alma ve diferente. Desde allí, cada experiencia tuvo un regalo escondido.
No es romantizar el sufrimiento, sino reconocer que muchas veces solo en el caos bajamos las defensas. Que solo cuando no entendemos, nos abrimos a algo más grande que el control. Que solo en el fondo tocamos lo más verdadero.
Cada emoción fue una maestra. Cada duelo, un portal. Cada silencio, un campo de escucha. No tienes que agradecer lo que dolía, pero puedes elegir mirar lo que vino a mostrarte. Porque tu camino no ha sido en vano. Ha sido sagrado.s a través de tus vivencias.
Y eso incluye el caos, la pérdida, el vacío. Porque el alma no se fortalece con teoría… se despierta en el camino.
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